miércoles, 6 de octubre de 2010

Soy...

La verdad es que si yo supiera cómo atravesar los retos de selección en este mundo nuestro, en el que cada día las cosas se nos ponen más difíciles, ni mucho menos os lo iba a contar a vosotros.

Soy de los que piensa que no se piden profesionales que encajen en moldes perfectos hechos a la medida para cada empresa. Soy de los que no dicen no al inglés, pero tampoco dicen si, soy de aquellos que no dicen si al físico, pero también soy de los que dicen no. Soy de los que entran y de los que salen, de los que se visten con corbata y de los que no lo hacen. Además, soy de los que se afeitan y de los que no, de los que llegan una hora antes y de los que entran apresurados a menos de un minuto de la entrevista, de los que tienen master, de los que no lo tienen, de los que estudiaron en Madrid y de aquellos pocos que no pudieron salir de Segovia, soy de los que tienen experiencia como becarios y de los que no han pegado ni chapa en su vida, de los que se fueron de erasmus y ahora saben latín y de aquellos que no se han movido del barrio. También soy de los que sacaron buena nota y de esos que no la sacaron tan buena, soy de mención honorífica y de pasarme un año más para limpiar unas cuantas, soy de los que han leído y de aquellos que no cogieron un libro en su vida, soy de los que se ponen nerviosos y de los que entran seguros, soy de los que se les traba la lengua pero también soy de los no dejan de hablar, tengo un buen currículum y a la vez no lo tengo, pero en definitiva lo único importante que necesito son ganas. Soy de los que tienen ganas y nunca seré de los que no las tienen. No se necesita una enorme lista de másters, ni unos folios repletos de congresos a los que he asistido, ni ser bilingüe en albanés. Lo único que se exige en esta fuerte competencia es ser el mejor, el number one de las ganas. Las ganas, el entusiasmo son títulos que no sellan en las facultades, que no se aprenden en los aularios ni en las escuelas de idiomas, que no te los dan con las prácticas de empresa y que por más que te empeñes no te convalidan por créditos de libre elección.

Es cierto que como dicen la canción de Golpes Bajos, corren “Malos tiempos para la lírica”, pero los buenos poetas, siguen haciendo poesía.

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